Nos referimos a ciática al dolor originado a lo largo del recorrido del nervio ciático. El nervio ciático recorre toda la pierna desde la columna lumbar, pasando por los glúteos, cadera hasta la zona inferior de la pierna. El dolor del nervio ciático está producido por una presión en alguna zona de su recorrido, no solo en el origen. Las causas más habituales son contracturas musculares, hernias o pinzamientos de disco, alteraciones vertebrales… Cuando tenemos un ataque de ciática podemos manifestar dolor, inflamacion, entumecimiento o parálisis temporal de la extremidad.
Normalmente el dolor causado por la alteración del nervio ciático recorrerá la parte posterior, la zona lumbar, glúteos, parte posterior muslo y pierna. Podemos manifestar el dolor en cualquier zona de las que hemos dicho, no necesariamente en todas y es posible tener molestias en zonas alejadas, como por ejemplo en la zona lumbar y en la parte baja de la pierna. Este dolor puede tener distintas intensidades, es probable que empiece como una ligera molestia, pero si no lo tratamos puede convertirse en un dolor muy incapacitante.
Además del dolor y la inflamación, la pierna afectada puede llegar a entumecerse y tener dificultad para moverla, sin tener que llegar a una parálisis total, pero tener serias dificultades de movimiento. En casos agudos, más relacionados con contracturas o tensiones musculares, es posible que empeore el dolor al toser o estornudar, al hacer movimientos bruscos, o al estar un tiempo más o menos prolongado sentado.
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Como hemos dicho, la causa principal es la compresión, en alguna zona de su recorrido, del nervio ciático. Las causas más habituales son:
- Hernias de disco.
- Pinzamientos de disco.
- Estrechamiento del canal vertebral.
- Artrosis.
- Aparición de espolones.
- Contracturas.
- Malas posturas y movimientos inadecuados.
También existen una serie de factores de riesgo, en los que tendremos más probabilidades de sufrir un ataque de dolor del nervio ciático. Con el paso de los años, sufrimos unos cambios degenerativos normales, como artrosis, tensión muscular, estrechamientos vertebrales… los que provocarán que tengamos más probabilidades de sufrir esta patología. El exceso de peso facilita la aparición de estas lesiones, ya que la columna lumbar sufre mayor presión.
Al igual que con el exceso de peso, durante el embarazo, hay más probabilidades de sufrir ciática, en mujeres de cualquier edad, ocasionado por los cambios corporales normales que se producen durante el embarazo. La falta de ejercicio físico y el sedentarismo favorece la aparición de esta lesión. Los trabajos con carga de peso, movimientos de torsión o conducir por periodos largos de tiempo también aumenta el riesgo de sufrir ataques de ciática.
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RegaloSegún el motivo que cause el dolor del nervio ciático será más o menos fácil intentar evitarlo, es muy probable que una vez aparezca el primer ataque vuelva a aparecer en algún momento por cualquier mal gesto o mala conducta corporal. De forma general se aconsejarán diferentes maneras de prevenirlo, como:
- Aprender y adoptar medidas de higiene corporal en todas las situaciones del día a día que nos podemos encontrar, sentados, en cama, trabajando…
- Hacer ejercicio de forma regular. Insistiendo el trabajo de abdominales y estiramiento de la parte posterior, tanto de espalda como de piernas.
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Según el dolor y el motivo que lo provoque el tratamiento variará para centrarse en el origen. Por norma general, cuando un paciente acude por un dolor del nervio ciático, la causa más habitual suele ser una contractura o tensión muscular. En estos casos con masaje y termoterapia podemos reducir o eliminar el dolor. El masaje será muy importante en la mayoría de casos, ya que sea cual sea el motivo, el hecho de relajar la musculatura lumbar ayudará a mitigar el dolor y las alteraciones que se producen.
El estiramiento de la parte posterior de piernas y columna lumbar favorecerán la relajación y el aumento del espacio vertebral. Aprender ejercicios de columna, fortaleciendo abdominales y estirando zona posterior, ayudarán a prevenir la reaparición del dolor ciático. No serán curativos durante un ataque, sino que deberán adoptarse como rutina para evitar su aparición, sobretodo en personas con lesiones crónicas en estructuras vertebrales.
Otras técnicas como la osteopatía pueden ayudar a equilibrar ciertos desequilibrios corporales que provocan la aparición de las lesiones del nervio ciático.