En el masaje a domicilio de personas mayores, podemos encontrarnos con personas en plenas facultades y otras que las hayan perdido. En este caso tiene unas diferencias respecto al masaje de personas con menor edad.

Definimos el masaje como el conjunto de movimientos sistemáticos manuales o mecánicos que se practican sobre los tejidos blandos del cuerpo humano. Mediante técnicas como fricción, amasamiento, compresión, movimientos de rodillo, palmadas o golpeteos. Y que presenta unos fines terapéuticos como reactivación de la circulación sanguínea y linfática, relajación muscular, alivio del dolor, recuperación del equilibrio metabólico y otros beneficios físicos y mentales.

Cuando nos referimos al masaje a domicilio en personas mayores, queremos centrarnos en esas personas que por edad y/o patología presente algún trastorno de salud. Podemos encontrar personas con dificultad de movimiento, a los que no podremos hacer subir a una camilla. En estos casos el masaje se hará en la zona y en la posición que les sea más cómoda. Adaptándonos a su estado y primando, en este caso, su comodidad a la del propio fisioterapeuta a domicilio .

Encontraremos personas con desgaste óseo como, artritis, artrosis, osteoporosi... en este caso debemos ser muy cuidadosos con la intensidad del masaje, para no dañar más las estructuras óseas colindantes. Será preferible realizar varias sesiones con intensidad suave y acabar aliviando el dolor, que hacer una de forma intensa y aumentar la lesión.

En conclusión, cuando se haga un masaje a una persona mayor, se primará la comodidad del propio paciente a la del profesional, se trabajará con sumo cuidado y pediremos todas las pruebas que se puedan aportar para minimizar los riesgos y favorecer la recuperación total o parcial de la patología.

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